Llevo varios días pensando en esta editorial que estoy escribiendo, son muchos y variados los temas que me agradaría desarrollar. Me gustaría hacerlo, escribiendo, sobre Mariano Rajoy y su nefasto modo de realizar oposición, este caballero no está a la altura de las circunstancias que atraviesa el país, todo es negativo desde su punto de vista, y posiblemente lleve razón, pero los españoles necesitamos algo más que negras palabras. También me gustaría escribir sobre Zapatero y su modo singular de gobernar, miento me encantaría zaherir a nuestro presidente, me lo pide el cuerpo desde la primera vez que vi su fotografía, así que me olvidaré en esta ocasión del triste Rajoy y me centraré en Zp.
Recuerdo que lo descubrí una noche de invierno en el pueblo de Chimeneas, donde estuve dando una charla en el salón de plenos del Ayuntamiento a los jubilados de no se que residencia sobre los castillos de Granada. Por cierto, pobrecitos ellos, que no se enteraron de nada de lo que les expuse. Y no los culpo, pues semanas más tarde repasé la conferencia y parecía una novela de Julio Cortázar. El ignorante de mí, en vez de contarles a los abuelos algo anecdótico de la historia de nuestras fortalezas, que los hubiera entretenido, haciéndolos olvidar por unos minutos sus achaques y tristezas, me entretuve en disertar vacilonamente sobre la composición estructural del forjado en el amurallado de las fortificaciones musulmanas. Todo un logro por el que ahora pido perdón y del que me arrepiento de todo corazón.
Afortunadamente, aquella tarde decidí dejar mi actividad como conferenciante, que por cierto se me daba muy mal, para centrarme en mis tareas de escritor y editor que son mi verdadera vocación.
Volviendo al tema de Zapatero, tuve el honor de que fuera Puri Albarral, la alcaldesa de Chimeneas, toda una socialista que sentía la ideología de Pablo Iglesias desde lo más profundo de sus entrañas, quien me mostró por vez primera una foto de Zapatero. Aún recuerdo sus palabras, ¿conoces al futuro líder socialista? Qué líder ni tontería, le respondí a la par que observaba la imagen del periódico, no sabía yo que ahora mister Bean fuera socialista. Desafortunadamente la alcaldesa llevaba razón y muy a mi pesar mister Bean, quiero decir Zapatero, llegó a la presidencia del gobierno. A eso se le llama estar en el lugar preciso en el momento oportuno.
Nunca me he podido explicar como un político de tercera división haya podido golear a pesos pesados de la política nacional, sumiéndolos en un olvido obligado o haciéndoles desaparecer de la primera línea gubernativa. Mientras esto sucedía, nuestro presidente Aznar se codeaba con el personaje más nefasto que han dado los Estados Unidos de América en las últimas décadas, el sin igual George Bush, un texano que enseñó a Aznar los entresijos de la política internacional, como el de poner los pies en una mesa, calzar botas de cowboy o llevar a España a una guerra de mentiras. Circunstancia, que se aliaría con Zapatero, junto con la fecha maldita del atentado de Madrid, para llevarle a la Moncloa y comenzar su presidencia de desaguijados, marchas adelante y atrás y donde digo digo, digo Diego.
Y es que ése es nuestro querido Zp es el líder de la controversia, la palabrería fácil y el engaño de masas; así lo ha demostrado a lo largo de sus legislaturas, en las que ha cambiado de planes de un día para otro con la misma soltura que el difunto Jesús Gil lo hacía de entrenador, en el Atlético Madrid. Mientras tanto la economía de España se deterioraba y dejábamos de codearnos con los alemanes, franceses y los hijos de la Gran Bretaña para hacerlo con portugueses y griegos; el país dejaba de viajar en Mercedes y volvía al pasado oscuro del Simca 1000. Ejemplos que demuestren la apocalíptica trayectoria gubernamental de Zp, los tenemos a pares y están en el pensamiento de todos nosotros, son tantos y tan diversos que necesitaría la revista completa para enumerarlos, así que haré un breve recorrido por ellos.
Recuerdo el pacto silencioso que llevó a cabo con la banda terrorista de ETA, tiempo que aprovecharon los violentos, por no llamarlos por su nombre, para reorganizarse y tomar fuerzas; recuerdo el compromiso que hizo con su electorado de poner en marcha un plan de viviendas, que incluiría el acceso a 180.000 a precios asequibles; recuerdo el anuncio que hizo de cambiar la estructura de los ministerio, fusionando a varios de ellos, un cambio que no ha llevado adelante, y por la contra ha creado alguna vicepresidencia de formas sospechosas; recuerdo como Zp prometió una educación pública bilingüe, con un ordenador para cada dos alumnos; recuerdo al presidente decir que el futuro del crecimiento de empleo de nuestra nación se basaría en la educación, la cultura y la investigación, sin comentarios…
Y es que Zp es único y exclusivo, su estilo ha traído a España una forma nueva de gobierno: el desgobierno. Un modo impar de llevar al país a la banca rota y de situarnos, una vez más, en el vagón de cola de la economía española. Y es que Zapatero es un político que ha nacido en un siglo equivocado, su impronta pertenece a la de aquellos nefastos políticos españoles del siglo XVIII y XIX, acaudillados por una monarquía de trogloditas, que perdieron nuestras posesiones de ultramar de manera indigna y cobarde.
En fin, la culpa de todo no la tiene Zp, sino el PP por carecer de un líder merecedor de la presidencia del gobierno. Así que no nos toca otra que jodernos y aguantar la crisis como mejor sepamos. Mientras tanto, que Zapatero lleve el desgobierno a Europa y Rajoy siga dando “porculillo”a la oposición, que es para lo único que demuestra estar cualificado. Lo dice un servidor, anarquista de derechas de toda la vida.
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