Cuando se ha cumplido el 50º aniversario de la televisión en España y se anuncia el apagón analógico. Para celebrarlo me he dado de baja como suscriptor en Canal Satélite Digital y no descarto en un futuro próximo, desconectar la antena y utilizar el televisor exclusivamente como pantalla en la que proyectar mis películas o colecciones temáticas favoritas. De la radio ni hablamos: con las burradas que he oído en los taxis voy que chuto. Y la televisión, como casi todo en la vida, por otra parte, lleva tanto tiempo poniendo en evidencia el desnivel entre las posibilidades que ofrece y el uso que se hace de ella que, francamente, si después del apagón analógico viene el digital, tampoco pasará nada. Me quedo con la prensa escrita, es más directa y puedes recortar lo que te quieres creer, lo que quieres decir o lo radicalmente renuncias.
Soy consciente de que estos planes redentores entrañan peligros. Un día dejas de ver la tele; otro te quitas la radio; luego, dejas de votar; y, en cualquier momento acabas anunciando el Apocalipsis en cualquier barra de bar con tus amigos o dejas de lavarte porque los extraterrestres intentan entrar en tu mente a través del agua de la ducha. Sé que lo que sería mas razonable es empezar por dejar de fumar pero entre lo pelmazo de las campañas antitabaco y lo bueno que esta mi “Lark” (al que me acostumbre de joven por que se lo “mangabamos” mis numerosos hermanos y yo a mi querido padre - al que recientemente perdí- con un alfiler en sus siestas y , creo que se daba perfectamente cuenta del “robo”) pienso que lo dejaré el quitarme para más adelante. Lo de la tele es más urgente en mi escala de valores. Las despedidas para mi, no lo niego, tienen mucho de triste, como cuando te separas de una mujer a la que has querido con locura, pero la tele, se ha pasado bastante conmigo (permítame que vuelva a sacar a colación a mi padre que siempre nos lo decía), la tele publica siempre ha sido un elemento indolente de propaganda del poderoso, manipulador, irreverente y siempre tendencioso. Por ello, Canal Sur no llego ni a sintonizarla.
Las teles privadas, en las que tantas ilusiones habíamos puesto, tristemente se dedicaron a pelear por las audiencias con las armas más zafias a su alcance (extrañamente consiguieron que las publicas las siguiesen e imitasen). Luego llegaron las de pago, se nos prometio calidad de la buena, pero seguimos sin ver nada interesante y lo interesante lo compramos en Amazom.com. Por último la “cuadratura del circulo” a la pluralidad televisiva nos viene hace pocas fechas: el gobierno concede dos nuevos canales a dedo a sus leales. ¿puede haber aún leales de mayor rango que los anteriores?
Si me permite, ante este panorama y teniendo en cuenta que, según dicen, ver mas de dos horas al día la tele es peligroso para la salud ¿no resulta mas razonable ver lo que uno quiere a la hora que quiere?. Hágame caso, el periódico es un gran invento al igual que el DVD junto con la pantalla de plasma o el cristal líquido y por favor, desengánchese de su televisor y disfrute de su salud, incluso en un bar con su periódico, sus amigos aunque te hayan colocado un cartel de “prohibido fumar” .
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