domingo, 9 de diciembre de 2018

ALIENS por José María SánchezOsuna (domingo, 09/12/2018)

Desde hace años reflexiono sobre dos temas en concreto, ninguno de ellos tiene relación entre sí. Pero por una serie de circunstancias, que veremos seguidamente, he logrado conectarlos. La primera cuestión que me hizo reflexionar durante años, y que no le hallaba respuesta, era una serie de monumentos, edificaciones y diseños ubicados en diferentes partes del mundo a los que los científicos e investigadores no eran capaces de explicar cómo llegaron a ser cimentados en su época por el hombre. Ejemplos de estas obras serían: los megalitos de Stonehenge en Gran Bretaña, las esferas de piedra de Costa Rica, los círculos de los cultivos, las esculturas Dogu, las líneas de Nazca y, como no, las grandes pirámides de Egipto. La posible respuesta a esta reflexión sería que todas estas increíbles obras no pudieron ser realizadas por el hombre de su época, y que las ejecutaron unos alienígenas venidos de otros mundos.
La segunda reflexión, que en nada lograba relacionarla con la anteriormente expuesta, era la existencia de Dios y el conjunto de profetas que dan nombre a las diferentes religiones. Nunca he creído que fueran personajes con poderes sobrenaturales, achacando sus potestades a la entelequia del hombre. Pero no, me hallaba en un error, todos estos personajes pudieron existir con sus atribuciones inhabituales en los seres humanos. La razón no era otra, que estar tutelados por alienígenas.
Iniciaré el trabajo de investigación en uno de los lugares más emblemáticos de la arqueología prehistórica: los megalitos de Stonehenge.
En el condado de Wiltshire, al sudoeste de Inglaterra, en una región de tierras altas con hermosísimas colinas se halla este extraordinario conjunto megalítico, posiblemente el más famoso del mundo. Para llegar hasta él deberemos ir hasta Salisbury y desde allí recorrer unos trece kilómetros y medio en dirección norte.
Stonehenge está formado por grandes bloques de piedra metamórfica distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. La exterior, de treinta metros de diámetro, está constituida por grandes piedras rectangulares de arenisca que, originalmente, estaban coronadas por dinteles, también de piedra, quedando hoy en día sólo siete en su sitio. Dentro de esta hilera exterior se encuentra otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Éste encierra una estructura con forma de herradura construida con piedras de arenisca del mismo color. En su interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como «el Altar».
Todo el conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están cortados por «la Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y 3 kilómetros de longitud, aproximadamente. Cerca se halla la «Piedra del Sacrificio» y la «Piedra Talón». La construcción está compuesta de un gran círculo de grandes megalitos cuya construcción se fecha hacia el 2500 a. C. El círculo de arena que rodea los megalitos está considerado la parte más antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C.
En su comienzo Stonehenge era un monumento de forma circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a muchos otros situados en el sur de Inglaterra. Posteriormente el monumento tomó su aspecto actual, para lo cual transportaron 32 bloques de arenisca desde las montañas de Preseli, al suroeste de Gales y la piedra del «Altar» fue traída desde una región cercana a Milford Haven. Se especula actualmente con la posibilidad de que se hubieran movido utilizando bolas de madera o piedra o cojinetes a modo de rodamientos, y no con troncos como se pensó originalmente.
La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero se supone que se utilizó como templo religioso, monumento funerario u observatorio astronómico que servía para predecir las estaciones.
En el solsticio de verano, el Sol salía justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que sus constructores tenían conocimientos de astronomía. El mismo día, el Sol se ocultaba atravesando el eje del Woodhenge, donde se han encontrado multitud de huesos de animales y objetos que evidencian que se celebraban grandes fiestas, probablemente al anochecer.
En Stonehenge han sido encontrados 300 enterramientos de restos humanos previamente cremados, datados entre el año 3030 y 2340 a. C.
Dado el poco número de entierros para un período tan largo, se estima que no se trató de un cementerio para la generalidad de los muertos sino para determinadas personas escogidas. Para los paganos, la piedra era el símbolo de lo eterno; servía para marcar o delimitar puntos energéticos terrenales (telúricos) y hasta para albergar espíritus elementales. Así es que Stonehenge podría haber sido utilizada junto con Woodhenge en ceremonias religiosas de culto a los muertos y a la vida, tal vez simbolizada por el círculo de madera.

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