El otro día cayó en mis manos un librito al que no hice caso al principio, pero cuando llegué a mi casa algo me atrajo de él. Así, que empecé a hojearlo, dándome cuenta que el autor era José María S. Osuna, viejo conocido mío. Que extraño, pensé, siempre creí que había leído todos sus libros. Entonces, mirando los créditos pude comprobar que el librito había sido el primero de todos, es más, luego pude informarme que fue escrito por José María S. Osuna durante su juventud.
La novela a que me refiero se titula “El Internado” y cuenta las experiencias vividas por un niño en San José de Campillos, uno de los internados más conocidos de la España de los años setenta, donde los hijos rebeldes de las familias más acomodadas de la época pagaban sus indisciplinas en un colegio con tintes de correccional.
El libro está escrito con la soltura que caracteriza a su autor, enganchando al lector nada más empezar su lectura, introduciéndote en la trama con todos sus personajes, que no son otros que los alumnos, profesores y vigilantes del colegio.
“El Internado”, a pesar de haber sido escrito por un joven estudiante, nos muestra con todo rigor la España cercana a la democracia y la educación castrante que se ejercía en muchos colegios, aplicando el dicho de “la letra con sangre entra”.
A pesar de todo, “El Internado” es una novela tierna, conmovedora y emotiva que nos transportará, de la mano de su protagonista Felipe Gutiérrez Écija, a conocer un adolescente lleno de problemas que lo marcarán para el resto de su vida
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