Holland nos muestra en un principio a un joven Rimbaud (interpretado por Leonardo Dicaprio) burdo, paleto, soez y grosero, con una instrucción autodidacta. Nada más lejos de la realidad, pues el poeta ya había destacado como superdotado y alumno brillante en el colegio de Charleville, donde obtuvo premios en literatura, lengua y otras asignaturas; a la par que sobresalía por su erudición en la composición de poemas en latín. Así, lo demostraría años más tarde ganando diversos concursos poéticos en la lengua de César.
En cuanto al personaje de Paul Verlaine (interpretado en la película por el actor David Thewlis) , la directora se acerca más que con Rimbaud a su descripción, mostrándonos un Verlaine de formas más reales y explicativas. Así, nos enteraremos de la vida insulsa y aburguesada que llevaba hasta que conociera a Rimbaud. Una vida compartida con su esposa y suegros que no le aportan nada y por los que siente un gran desprecio, a pesar de proporcionarle un estatus social y unos medios económicos imposibles de lograr para un ser de su talla.
La crítica en su día fue inapelable con “Vidas al límite” con veredictos como: “Es entretenida pero desperdiciada”, “Resulta irregular y pretenciosa” o “La película está falta de sensibilidad. Imperdonable”.
La interpretación de David Thewlis y Leonardo Dicaprio es lo mejor del conjunto, haciendo ambos un trabajo brillante y creíble, propio de dos extraordinarios actores, en especial Dicaprio que con solo veinte años, logró dar una impronta inigualable a su atormentado y díscolo Arthur Rimbaud.
La trama del film transcurre en la Francia del siglo XIX cuando Verlaine conoce a Rimbaud, quedando impresionado de la belleza y rebeldía del joven poeta. Circunstancia por lo que se enamora perdidamente y deja su vida acomodada y vislumbra una escapatoria que lo llevará al mayor de los desastres.
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